Según el diccionario de temas bíblicos la paciencia es la cualidad de tolerancia y autocontrol que se manifiesta particularmente en una disposición de esperar en Dios y su voluntad. Los creyentes son llamados a ser pacientes en sus expectativas de Dios, y en sus relaciones unos con otros.[1]
Quiero que reflexionemos sobre el siguiente Salmo:
Salmo 40:1–3 (RVR60)
1 Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mi, y oyó mi clamor.
2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
3 Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová.
El Salmo 40 es atribuido a David como su autor y se trata de un agradecimiento a Dios por obrar a favor de aquellos que en Él confían.
Me resulta llamativo que David comienza con la palabra Pacientemente. En mis propias palabras la paciencia es la capacidad de esperar en Dios, sin dejar de agradarle. El Salmo 40 nos indica que David no solo se encontraba rodeado de enemigos (ver Salmo 40.14) a los cuales no podía hacer frente por sus propias fuerzas, sino que también reconocía sus propios males (ver Salmo 40.12). Esto es una señal de humillación delante de la presencia de Dios. Menciono esto porque en la palabra está escrito que para que Dios nos atienda, existe el requisito de que nos humillemos (ver Salmo 138.6).
¿Que tal si te digo que la paciencia y la humillación van de la mano? Dios nos llama a ser pacientes, que se resume en esperar en Dios mientras guardamos Su palabra y le agradamos, pero el humillarnos es lo que hace que Dios nos atienda y el humillarnos es morir a nosotros mismos para que hagamos la voluntad de Dios y no la de nosotros mismos. Esta combinación de paciencia y humillación produjo en David una obra poderosa que veremos a continuación:
Un pozo es un lugar cavado en tierra con una profundidad considerablemente honda. Los pozos se cavaban para conseguir agua, pero también se metían a los enemigos como castigo y tipo de encarcelamiento. No hay manera en la que la persona pueda salir de ese pozo por sus propias fuerzas, sino es con la ayuda de alguien.
De la misma manera menciona el lodo cenagoso, refiriéndose a un lugar lleno de lodo, posiblemente refiriéndose al fondo del pozo que ya no tiene agua, sino lodo. Un lugar que tampoco podemos salir por nuestras propias fuerzas, pues ¿qué pozo puede producir agua una vez ya esté seco?
¿Es posible ser pacientes y permanecer humillados, aunque nos sintamos desesperados? La respuesta es si, eso es lo que le sucedió a David, a pesar de haberse sentido desesperado, como si estuviera dentro de un pozo lleno de lodo, fue paciente esperando el rescate de Jehová.
Posiblemente tienes peticiones de oración delante de la presencia de Dios, hoy te invito a ser paciente y esperar humillado delante de Su presencia, porque Él no tarda en llegar y tarde que temprano Dios va atender tu caso. La intervención de Dios provoca en el salmista una obra redentora.
Una peña es un fragmento grande de roca. Las rocas son consideradas en la biblia como un fundamento de firmeza. Vemos como Dios saca a David de la desesperación, donde posiblemente su cuerpo, su alma y su espíritu se encontraban en un estado de vulnerabilidad e incertidumbre y lo pone en un estado de firmeza sobre la roca.
En la palabra está escrito que nuestra roca es Cristo (ver Efesios 2.20). En este versículo vemos la obra redentora de Dios, donde pasamos de un posible estado de muerte a uno de vida, pero fundamentados en la roca que es Cristo.
El afirmarnos en Cristo es solo el primer paso en la obra redentora de Dios.
Cuando hablamos de pasos, es que ya hay un caminar, un mover. Dios no te saca de un estado de crisis con la intención de que regreses al mundo a volver hacer tu voluntad, sino que endereza tus pasos para que te muevas hacer Su voluntad.
Una de las cosas más difíciles de procesar en nosotros como cristianos es encontrar contentamiento en el servicio a Dios. El apóstol Pablo nos enseña que esto es algo que se aprende (ver Filipenses 4.11).
Nuestra carne nunca está satisfecha, pero cuando llegamos a los pies de Jesús, entendemos que todas las cosas en este mundo tienen su fin. El cielo y la tierra pasará, pero Su palabra no pasará (ver Lucas 21.33). Por lo que nuestro contentamiento se encuentra en hacer Su voluntad, sabiendo que tengamos en abundancia y no tengamos en abundancia, Su voluntad es llevarnos a la vida eterna que tiene guardada para aquellos que esperamos pacientemente en El. Aunque nuestros deseos carnales nunca están satisfechos, Su Santo Espíritu nos da el control para poder vencer la carne y ordenar nuestras pasiones conforme a Su voluntad. Todo esto debe producir en nosotros un cántico de alabanza a nuestro Dios.
El fin de nuestra redención y nuestro propósito en la tierra no somos nosotros mismos. El testimonio de la obra redentora de Dios en mi, será ocasión para que otros teman a Dios, incluyendo a nuestros enemigos; para que otros confíen en Dios, incluyendo a nuestros enemigos.
Solo existe un requisito, esperar pacientemente, ¿hasta cuando? Santiago nos exhorta a que “la paciencia tenga su obra completa” (ver Santiago 1.4). La biblia en Mateo 24.13 declara que “el que persevere hasta el fin, este será salvo”.
Te exhorto a confiar tus cargas, tus problemas, tus preocupaciones, tus ansiedades y todo aquello que te robar la paciencia que Dios quiere que tengas esperando y confiando en El, hasta que veas Su mano redentora sobre tu vida.
Para reflexionar:
Oración guía:
Padre en esta hora te pido que me ayudes a manifestar el fruto de la paciencia, que me ayudes a confiar en ti en todo tiempo. Enséñame a contentarme sirviéndote y esperar en ti. AMEN
Referencia:
[1] Manser, M. H. (2012). Diccionario de temas bíblicos. (G. Powell, Ed.). Bellingham, WA: Software Bíblico Logos.