Marcos 5:24-28
24Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban. 25Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, 26y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, 27cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. 28Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.
La historia de la mujer del flujo de sangre muchos de nosotros la conocemos. Es una historia que resalta la fe de confiar en el poder de Jesucristo Salvador luego de intentarlo todo. Es una historia de mucha inspiración para aquellos que necesitan ser inyectados con la fe que agrada a Dios. En esta reflexión no quiero enfocarme en la fe, pero si de un tema adherido a ella. El tema de nuestras metas de fe.
Nosotros como cristianos y nuestra fe puesta en Cristo, debemos de tener metas relacionadas a nuestra fe. El tener metas de fe nos ayuda en muchas áreas de nuestra vida, pero sobre todas las cosas, el perseguir esas metas nos mantiene enfocados. ¿Qué cuales pueden ser esas metas?
Lo primero que debemos preguntarnos es ¿qué Dios quiere de nosotros? ¿cuál es Su propósito con nuestra vida? Esto porque el conocer nuestro propósito debe ayudarnos a establecer metas. En esto me refiero a cómo vamos a ser útiles dentro del cuerpo de Cristo.
Tristemente en nuestro carácter individual las metas que tenemos son algo así como lo siguiente:
Y nuestra meta como cristianos, conforme a nuestra conducta es:
A esto nos hacemos la pregunta si ¿verdaderamente estamos buscando el reino de Dios y Su justicia o estamos haciendo Su voluntad como nos parece? Hablar de estas cosas es incómodo, especialmente cuando la verdad de la palabra nos confronta. Pero debemos de tener claro que Su propósito para nosotros es eterno, es para siempre, pero comienza aquí en la tierra.
Si sientes que no estás haciendo la voluntad de Dios o que no estas enfocado en Su propósito, considera lo siguiente.
Regresando a la mujer del flujo de sangre, esta mujer enfrentó lo siguiente:
Sobre este último punto, de esta manera debemos nosotros determinar en nuestra mente el alcanzar las metas que tengamos en Cristo. Si aun no sientes saber cual es tu propósito en Cristo, te invito a que traces metas, servir en el ministerio de la iglesia, liderar algún ministerio, ser pastor, capellán, etc. Entonces en el camino el Espíritu Santo te va revelar, pero si nos quedamos sin hacer nada, solo visitando la iglesia una o dos veces a la semana estaremos en problemas delante de Dios porque la biblia dice que debemos llevar frutos y que apartados de El nada podemos hacer (ver Juan 15.5).
Para reflexionar:
Oración:
Padre te pido que me ayudes a descartar las ofensas de mi prójimo y perdonar. Ayúdame a promover relaciones sanas y no dejar que la ira controle mi vida, mucho menos llegar al punto de la violencia. AMEN