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Una oración sin egoísmo

Como he escrito en varias de mis publicaciones, la oración es el oxígeno del creyente.  Si no desarrollamos la disciplina de orar, estaríamos muy distraídos de la voluntad de Dios para nuestras vidas, así como renunciaríamos al derecho de que Dios atienda nuestras necesidades negando nuestra fe.  La oración es la amistad que tenemos con Dios por medio de Jesucristo y se manifiesta a través de:

  1. Adoración
  2. Acciones de gracias
  3. Intercesión

La escritura afirma que la oración es vitalicia en la vida del creyente. Incluso Jesús le dejó a sus discípulos lo que se conoce como la oración modelo. Sin embargo, antes de continuar reflexionando sobre esta oración mejor conocida como el Padre Nuestro, quiero reflexionar sobre lo que para mi consta como el principal requisito para la oración, se llama pasión.

La pasión se define como un “sentimiento vehemente”, es decir un deseo intenso.  Esta palabra (pasión) se utiliza en la biblia dentro de varios contextos:

  1. La pasión de los deseos (humanos) carnales, ordenados y desordenados
  2. Sufrimiento profundo

El orar con deseo, le demuestra a Dios que nosotros estamos orando con el corazón y que verdaderamente sentimos lo que estamos orando.  Esto lo vemos en el libro de Santiago (ver Santiago 5.16-18). “Elías era un hombre sujeto a pasiones como las nuestras y oró fervientemente para que no lloviera sobre la tierra y no llovió por tres años y seis meses”.

Cuando nos postremos delante de la presencia de Dios, oremos con pasión, desde lo profundo de nuestro corazón y veremos una gran diferencia en nuestra vida. Ahora hablemos del Padre Nuestro. Reflexionemos sobre los siguientes versículos que se encuentran en el evangelio según Mateo.

Mateo 6:9–13 (RVR60)

9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

  1. Se ora reconociendo que somos parte del cuerpo de Cristo – Jesús comienza la oración declarando Padre Nuestro. El podía haber dicho Padre mío, pero les quería dejar saber a sus discípulos que Dios es Padre de todos aquellos que confiesan a Jesucristo (ver Gálatas 4).
  2. Se ora con la intención de santificar el nombre del Padre – santificar el nombre de Dios es buscar practicar lo que aprendemos de Su palabra. La palabra santo quiere decir “apartado y distinguido para Dios”.  En la medida que las profecías se cumplen, los fieles de Jesús se irán distinguiendo más de como vive la gente en el mundo.
  3. Se ora anhelando que Dios reine en nuestra vida – El antiguo testamento nos exhorta en varias ocasiones a amar a Dios con toda nuestra alma, nuestra mente y nuestro corazón (con pasión) (ver Mateo 22:37-39), lo que quiere decir que anhelemos que Dios reine en todas las áreas de nuestra vida. En nuestras relaciones, en el manejo de nuestros bienes, en nuestra salud, etc.
  4. Se ora con la intención de aceptar Su voluntad – debemos de entender que las cosas no siempre van a salir como las deseamos, pues no se trata de hacer nuestra voluntad, sino la del Padre (ver Lucas 22:42).
  5. Oramos por Su provisión – analizando los puntos anteriores, Jesús nos exhorta a que glorifiquemos al Padre, que el Padre reine en nuestra vida y que anhelemos Su voluntad. Ahora podemos comenzar a pedirle al Padre por provisión (ver Mateo 6:25-34). Como Padre, Dios se va a encargar de que no nos falte nada. Sin embargo, el pan nuestro de cada día no solo se trata del alimento que sostiene nuestro cuerpo, sino de aquel que sostiene nuestro espíritu y alimenta nuestra alma, la palabra de Dios y la presencia del Espíritu Santo.
  6. Reconocemos que no es por nuestras fuerzas – perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos…, no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal... Esto nos deja saber que somos seres humanos vulnerables al pecado y la maldad.  Es por esto que es necesario que oremos en todo tiempo, para no caer en tentación.

Jesús lo sabe mejor que nadie lo vulnerable que somos, pero también sabe mejor que nadie que cuando clamamos al Padre con pasión y un corazón sincero, El nos escucha y pelea por nosotros.  Sin duda, la oración es clave para que podamos vivir una vida agradable a Dios y resistir las tentaciones que nos asedian día a día.

Preguntas guías:

  1. ¿Siento la misma pasión por Dios que hace tres años atrás?
  2. ¿Estoy siendo consistente en la oración?
  3. ¿Qué áreas de mi vida necesito entregar a Dios?

Oración

Padre oro en el nombre de Jesús y te doy gracias por todo lo que has hecho.  Te pido que me ayudes a perseverar en la oración y que me ayudes a permanecer apasionado por ti en medio de un mundo en decadencia. AMEN