Este estudio bíblico parte del tema de los milagros en la biblia, tanto el antiguo como el nuevo testamento. Comenzaré definiendo la palabra milagros utilizando el origen de la palabra desde el antiguo testamento hasta el nuevo testamento con la intención de comprender todas sus posibilidades.
El diccionario general de la lengua española define la palabra milagro como un suceso extraordinario y maravilloso que no puede explicarse por las leyes regulares de la naturaleza y que se atribuye a la intervención de Dios o de un ser sobrenatural.[1]
El Diccionario Hispano Americano De La Misión (Deiros, P.A.) lo define como Un evento que parece desafiar toda explicación racional, involucra la superación de las leyes naturales conocidas o la intrusión de lo sobrenatural en el reino de lo natural, y es atribuido a la intervención divina.[2]
A través de los tiempos hemos escuchado y leído testimonios sobre personas que han recibido milagros de parte de Dios. Un sin número de personas han sido testigos de eventos fuera de lo común que desafían las leyes naturales, asombran y no tiene explicación, por lo que se le atribuye a Dios interviniendo en su creación con el fin de alentar al hombre y mujer a cumplir su propósito.
Lo anterior ha sido aceptado en términos generales y sin mayores quejas, sin embargo, entrando un poco más a fondo en el tema, me pareció importante compartir mis hallazgos, ya que pueden cambiar tus ideas generales de lo que es un milagro. Dicho esto, comencemos con el antiguo testamento.
En el pentateuco, se utilizan frecuentemente, juntos o de manera individual las palabras señales y/o milagros, estos aparecen unas diez veces y se refieren a los hechos extraordinarios que Dios lleva a cabo a favor de Israel[3]. La mayoría de estas señales y/o milagros aparecen en Deuteronomio y se refieren a ellas con las palabras “grandes”, “grandes pruebas”, “grandes terrores”, “mano poderosa” y “brazo extendido” entre otros nombres. En Deuteronomio 4.34 se reflejan todas estas características.
Deuteronomio 4.34 (RVR60)
¿O ha intentado Dios venir a tomar para sí una nación de en medio de otra nación, con pruebas, con señales, con milagros y con guerra, y mano poderosa y brazo extendido, y hechos aterradores como todo lo que hizo con vosotros Jehová vuestro Dios en Egipto ante tus ojos?
Hasta este momento cuando pensaba en milagro, hacía referencia a Jesucristo y todas las cosas que hizo mientras caminó sobre la tierra. Desde el punto de vista del término “evento sobrenatural” y según la aplicación de Estudio Bíblico Logos un milagro puede ser clasificado entre las siguientes categorías:
En general cuando la gente habla o piensa en milagros carga la idea de que los milagros son solo el sanar una enfermedad o resucitar a un muerto, entre otras cosas que vimos en Jesucristo. Sin embargo, Dios, por propósito y voluntad, también puede moverse en eventos de la naturaleza, en juicio, hacer hablar animales, a través de las aflicciones, etc. y esto también se consideran milagros ya que son enviados como parte de Su propósito y Su voluntad.
Miremos algunas de las palabras que se utilizaron en contexto de milagro en el antiguo testamento:
Todas las palabras anteriores se utilizaron de alguna manera u otra para hacer referencia a un evento sobrenatural, que causaba asombro y que se entiende hubo intervención de parte de Dios. Analicemos el origen de algunas de estas palabras.
Según el Diccionario del Antiguo Testamento: en el Pentateuco, una señal es cualquier aspecto del mundo físico que se selecciona deliberadamente para informar, instruir o recordarle algo a alguien. En los siguientes ejemplos vemos las funciones de una señal:
Las señales sirven para apuntar a una realidad mayor, en nuestro caso, la existencia y el poder de un Dios soberano en el cual esperamos.
Como dato interesante, dentro de este contexto, la palabra señal aparece un total de 79 veces en la biblia, de estas, 39 veces aparece en el antiguo testamento y un tercio de todas ellas en los acontecimientos del éxodo de Egipto.
Cuando hablamos de un milagro, hablamos de un augurio inusual; una señal de advertencia o un portento que tiene que ver con el trastorno del estatus quo y que generalmente resulta calamitoso. Estos tipos de milagros eran los que ocurrían en el antiguo testamento. El propósito de los milagros es el mismo que el de las señales, con la única diferencia que los milagros causaban asombro ya que no dejaban espacio para la lógica humana.
Finalmente, se cree que la palabra maravilla mencionada en el antiguo testamento se refiera a la combinación de señales y milagros anticipados (ver Éxodos 3.20). Por esto podemos Entender que maravillas son aquellos actos que Dios tiene previsto hacer en el futuro para glorificar Su nombre.
Lo que si tenemos claro es que, ya que sean señales, milagros o maravillas, estos eventos eran utilizados dentro de un contexto muy similar al otro y tienen en común la intervención de Dios mediante una actuación sobrenatural con el fin de hacer que Su propósito y voluntad sean cumplidos, así como el afirmar Su palabra.
Dentro del mundo de la teología y el estudio de las Escrituras, el tema de los milagros, señales y maravillas ha sido tema de discusión. Durante la época de la ilustración aparecieron magos y filósofos no solamente poniendo en duda las señales y milagros echas por Dios, sino recreando alguna de ellas. De la misma manera, luego de la época de la ilustración hasta hoy en día, muchas personas tienen la percepción de que estos hechos fueron contados de manera exagerada y que no sucedieron tal y como lo narra la historia. También existe una corriente que sostiene que muchos de estos hechos fueron creados por el hombre y por el orden de la naturaleza, no así por Dios, mientras que, para los israelitas, lo ordinario siempre era extraordinario porque Dios actuaba en todas partes, por lo que entienden que todo ocurre por propósito y voluntad de Dios independientemente hoy puedan atribuirles explicación a ciertos eventos, aunque no a todos.
Como creyentes, aunque hayamos experimentado a Dios de manera sobrenatural, debemos tener cuidado con esto de las señales y los milagros, pues no necesariamente son indicativo de que provienen de Dios, pues desde Deuteronomio 13.1-3 la palabra establece que en los postreros días habrá falsos profetas, quienes asombren con este tipo de actividades, pero invitarán a seguir a otros dioses, fuera del que se nos ha presentado a través del evangelio.
Sin duda, las señales, milagros y manifestaciones de poder son parte de la naturaleza creativa de Dios, sin embargo, es indispensable entender que es la lectura, comprensión y obediencia a Su palabra hacia lo que debe estar orientado nuestro corazón y a través de lo que Su justicia obrará en nuestra vida, no sea que segados por un aparente milagro terminemos adorando falsos Dioses.
No solo las cosas mencionadas anteriormente son consideradas como milagros, sino que la biblia relata que los profetas de Dios son señales y presagios. El hecho de que Dios se le revele a los hombres su carácter sobrenatural y utilice a Sus profetas para comunicar Su mensaje es un acto sobrenatural que no todos tenemos el privilegio de ser el canal de transmisión, pero si de recibir Su mensaje solo si creemos.
En los libros históricos, la situación es similar a la de los libros en el pentateuco. Las palabras utilizadas para referirse a hechos milagrosos en el antiguo testamento son "maravillas" [niplā’ôt]; “señal” (’ôt y môpēt) y “grandes cosas” (gĕdōlôt).
La palabra señal se utilizaba en el contexto de identificar y relacionar lo que veían a algo, por ejemplo, las banderas daban señal de la tribu a la que pertenecía. Hay dos palabras en particular que van asociadas a ’ôt y destacan su función. Una es zikkārôn (“memorial”), aquello que impide que algo sea olvidado. La otra palabra es môpēt (“maravilla”, “señal”) que ya hemos discutido anteriormente. Esto nos lleva a entender uno de los propósitos por los cuales Dios hacia las señales que hacia.
La palabra môpēt es similar a señal, pero involucra un mensaje en especifico. Esta palabra se refiere básicamente a algo extraordinario que media un mensaje. Esto puede ser una persona (ver Ezequiel 12:6, 11) o un acontecimiento (ver 1 Reyes 13:3, 5).
La palabra niplā’ôt puede tratarse de una decisión judicial que resulta “demasiado difícil” para que la tome un juez humano (Dt 17:8) o fenómenos naturales que son “demasiado asombrosos” para que los seres humanos los comprendan y por ende son difíciles de olvidar (ver Proverbios 30:18–19).
Finalmente, la palabra gĕdōlôt suele referirse a las acciones de Dios, “que hace cosas grandes e incomprensibles, y maravillosas, sin número” (ver Job 9:10).
Considerando lo anterior entendemos que los milagros eran referidos a eventos que contenían 4 características:
Los eventos sobrenaturales siempre causan asombro, por su carácter novedoso, o de ser algo nunca o pocas veces visto. Sin embargo, es debatible cual sería nuestra conducta si los mismos se repitieran consistentemente, tal vez nos acostumbraríamos a ellos y ya no fueran tan asombrosos. Sin embargo, como he mencionado anteriormente, el ser humano nota la atracción del hombre hacia estos eventos, por lo que algunos utilizaron métodos para hacer cosas asombrosas y ganar fama y seguidores.
Cuando hablamos del propósito y la voluntad de Dios, debido a las advertencias de Dios y la astucia del hombre para aparentar milagros y señales, los israelitas desarrollaron un método para determinar si las señales provenían de parte de Dios:
Es interesante el sistema que desarrollaron los israelitas, porque vemos que la astucia del hombre para desacreditar la obra de Dios proviene desde el comienzo de los tiempos.
El período inter testamentario es el tiempo que transcurre entre el antiguo y el nuevo testamento. Es importante incluir este período dentro de este estudio bíblico. El último libro de la biblia en el antiguo testamento es el libro de Malaquías y se estima que sus hechos ocurrieron aproximadamente para el año 430 antes de Cristo, por lo que hubo un lapso de aproximadamente 400 años en los cuales no se registra a profeta, tampoco milagro, antes de que llegara Jesucristo. Ese lapso es lo que se considera el periodo inter testamentario. Sin embargo, esto no quiere decir que Dios se encontrara de brazos cruzados sin hacer nada por el pueblo de Israel. Durante este tiempo, hubo cuatro periodos bien definidos por la supremacía de 4 reinos que precedieron al evento de Jesucristo.
El período persa (de 539 hasta 332 a. de J.C.)[5]
El período persa se caracteriza por lo siguiente:
Al terminar el exilio los judíos habían adquirido tres características:
El período griego (de 331 a 167 a. de J.C.)
Al imperio Persa le sucedió en el poder el imperio griego.
El período macabeo (de 167 a 63 a. de J.C.)
El período romano (de 62 a. de J.C. a 70 d. de J.C.)[6]
Tres palabras aparecen en el Nuevo Testamento en relación con los milagros. Las tres se encuentran en Hechos 2:22, como parte de lo que Pedro testificó acerca de Jesús en su discurso el día de Pentecostés. El texto se refiere primero a milagros o poder. Poder (dúnamis, δυναμις), que se traduce como “milagro” nueve veces, significa poder, poderes, capacidad inherente. El vocablo señala al poder divino, a la fuente sobrenatural de energía que hace posible un hecho sobrenatural.[7]
En el antiguo testamento vemos a Jehová Dios manifestado de varias formas que quiero mencionar nuevamente:
Sin embargo, el evento de Jesucristo, aunque vemos todas las manifestaciones de milagros mencionadas anteriormente manifestadas, se hace de una manera diferente, pues no es Dios hablándole a Sus profetas y escogidos, sino que Jesús se presenta como Dios y demostraba estas obras con poder, no solo de palabras. Esto es clave en ambos testamentos ya que la cultura judía no reconoció a Jesús como Dios (ver 1 Juan 11:12).
Algunos versículos que afirman a Jesús como Dios y no dejan ninguna duda:
A María se le profetiza:
Mateo 1:23
Es profetizado en Isaías:
Isaías 9:6; Isaías 53:5
Es profetizado en Daniel:
Daniel 7:13-14
Jesús acepta que le adoren:
Mateo 14:32
Jesús hace una declaración de si mismo:
Juan 8:58-59; Juan 10:30-33
Tomás se refiere a Jesús como Señor y Dios:
Juan 20:27-29
En referente a Tomás, cuando vio a Jesús resucitado, Jesús le responde “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.” Una de las preguntas que nos hacemos en el siglo 21 es ¿por qué ya no vemos tantos milagros? A lo que yo personalmente creo que Dios sigue haciendo milagros, así como desde el comienzo de los tiempos, de hecho, yo creo que Juan 21:25 no es una hipérbole (exageración) y que, en lo secreto, para poder cumplir Su propósito con una humanidad incrédula y dura de cerviz, los milagros son necesarios, sin importar en que forma se manifiesten.
Una de las razones en por qué tenemos la percepción de que hoy no existen tantos milagros es la falta de conexión espiritual para entender varias cosas que se relacionan una con las otras:
Por otro lado, las manifestaciones de Jesús que leemos en la biblia fueron necesarias para que el evangelio comenzara a propagarse y la gente creyera. En el nuevo testamento, específicamente esos eventos sobrenaturales fueron los que se registraron por sus caracteres milagrosos. Esto nos hace crear la expectativa de que cuando entremos a una iglesia veamos ángeles subiendo y bajando y la gente siendo tocada por el poder de Dios, pero lamentablemente las cosas no son así, de lo contrario la gente entraría en la iglesia como si fuera un hospital de milagros, fueran sanadas y regresarían a su estilo de vida donde su prioridad es satisfacer la carne (ver Lucas 17:11-19).
En Lucas 4:16-21 Jesús hace referencia a Isaías 61, declarando que esa palabra se cumplía en El. Me resulta interesante que en estos versículos la palabra hable de “el año de la buena voluntad de Dios para con los hombres”. Esta frase guarda mucho significado y con eso estaré cerrando este estudio bíblico.
En la cultura judía, se celebraba lo que se conoce como el “año de jubileo”. Este año se celebraba cada aproximadamente 50 años o para ser más específico, cada 7 veces 7 años (49 en total) (ver Levíticos 25). La celebración de este tiempo consistía en lo siguiente:
Ahora detengámonos por un momento y pensemos en lo anterior. ¿Sería considerado un milagro si hiciéramos esas cosas hoy en día? La respuesta es si, sin duda alguna, pero el año de jubileo del que Cristo hablaba significa algo diferente.
El jubileo que Cristo proclama es muy especial pues viene a decirnos que el Dios a quienes habían (y hemos) ofendido, estaba dispuesto a reconciliarnos consigo en Cristo (ver 2 Corintios 5:19–21): a hacer las paces con nosotros en términos mucho más favorables que antes.[9]
Con Cristo, en términos espirituales, veremos las siguientes promesas cumplirse en nuestra vida.
Todas esas cosas que Jehová Dios hizo en el antiguo testamento y las que Cristo hizo en el nuevo son consideradas diferentes manifestaciones de milagros. Lo cierto es que Dios continúa haciéndolo, aunque quizás no a la vista del público, el evangelio no se ha sostenido por causa de la obediencia del hombre, sino porque Dios se les ha manifestado a quienes ha querido conforme a Su propósito para hacer cumplir Su palabra.
Conociendo las situaciones que vemos hoy en día, considera un milagro, no solo que aún tengamos vida, sino que estemos llamados a reconciliarnos con Dios para que seamos el canal de vida para aquellos que estén dispuestos a recibir la semilla de la salvación.
Si Jesucristo le oró al Padre para que Sus discípulos permanecieran unidos, permanezcamos unidos, si le oró al Padre para que Su nombre fuera glorificado, glorifiquémoslo con un evangelio práctico que verdaderamente imite a Jesús. Que dejemos aquellas cosas que nos causen división como pueblo. El estar unidos en esa identidad que estamos llamados adoptar, sería un verdadero milagro entre nosotros como la nación que hemos llamado a ser.
Somos los que anuncian el milagro de un Dios hecho hombre para llamar a la creación corrompida a reconciliarse con Dios Padre, pero si no nos vemos a nosotros mismos como un milagro de Dios, debemos de redefinir nuestra identidad.
Para reflexionar:
Oración guía:
Padre en esta hora te pido que me ayudes amarte como el Dios que eres, por lo que eres y lo que me has hecho y no por lo que me puedas dar. Ayúdame a ser tu voluntad y compartir el milagro de la salvación con otros. AMEN
Referencias:
[1] Cayuela, N. L. (Ed.). (1997). Diccionario general de la lengua española Vox. Barcelona: VOX.
[2] Deiros, P. A. (2006). Prefacio a la Edición Electrónica. En Diccionario Hispano-Americano de la misión (Nueva edicion revisada). Bellingham, WA: Logos Research Systems.
[3] Meier, S. A. (2012). SEÑALES Y MILAGROS. En T. D. Alexander & D. W. Baker (Eds.), R. Gómez Pons (Trad.), Diccionario del Antiguo Testamento: Pentateuco (p. 788). Barcelona, España: Editorial CLIE.
[4] Lucas, E. C. (2014). MILAGROS. En B. T. Arnold & H. G. M. Williamson (Eds.), R. Gómez Pons (Trad.), Diccionario del Antiguo Testamento: Históricos (p. 817). Barcelona, España: Editorial CLIE.
[5] Carro, D., Poe, J. T., Zorzoli, R. O., & Editorial Mundo Hispano (El Paso, T. . (1993–). Comentario bı́blico mundo hispano Mateo (1. ed., p. 9). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano.
[6] Carro, D., Poe, J. T., Zorzoli, R. O., & Editorial Mundo Hispano (El Paso, T. . (1993–). Comentario bı́blico mundo hispano Mateo (1. ed., p. 12). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano.
[7] Deiros, P. A. (2008). Dones y ministerios (p. 173). Buenos Aires: Publicaciones Proforme.
[8] Ventura, S. V. (1985). En Nuevo diccionario biblico ilustrado (p. 631). TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.
[9] Henry, M., & Lacueva, F. (1999). Comentario Bı́blico de Matthew Henry (p. 1274). 08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.