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¿Sacrificio o arrepentimiento?

Punto de reflexión

Recientemente estuve leyendo el libro de Levíticos y en sentido general, al menos los primeros 7 capítulos hablan de holocaustos, ofrendas y sacrificios a Jehová por diferentes motivos como la paz y expiación del pecado.  Un sacrificio representaba:

  1. Una actitud voluntaria de la persona
  2. Entregar lo mejor del ganado o vegetales
  3. Era una forma de obediencia y humillación

Sobre el pecado, por ejemplo, Dios acepta recibir sacrificios para expiación del mismo (ver Levítico 4).  Sin embargo, más adelante, Dios levanta profetas para hacerle entender a Su pueblo que los sacrificios no son un boleto para pecar en contra de Dios o del prójimo y luego presentar sacrificios para expiarlos.

Al parecer Dios notó un comportamiento de parte del pueblo en el cual pecan deliberadamente y luego entregan sacrificios para ser perdonados, sin embargo, eso no es lo que Dios quería de parte de Su pueblo.  Esto lo vemos varias veces en la biblia, pero me llama la atención cuando Samuel reprende a Saúl por desobedecer a Dios:

1º Samuel 15:22 (RVR60)

22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.

Pasajes similares vemos en los siguientes versículos:

  1. Salmo 50:7-14
  2. ​Salmo 51.16
  3. Proverbios 21.3
  4. Eclesiastés 5.1
  5. Isaías 1.11
  6. Miqueas 6.6-8
  7. Salmo 51.16

Es claro que la biblia registra incluso más pasajes donde en un sentido general Dios le hace saber a Su pueblo que de nada valen tantos sacrificios si no existe la obediencia y justicia a Su nombre.

Regresando a la historia de Samuel y Saúl, me llama la atención que Saúl no entendiera la obediencia que Dios demandaba de Él.  Esto nos dice que Saúl, aparte de que no había obedecido las instrucciones de Dios, al parecer tampoco conocía bien las leyes de los sacrificios.  Esto es muy importante entender, pues Dios no iba a recibir como sacrificio agradable a un enemigo del pueblo de Israel, tampoco a su ganado, pues al Dios haberle entregado a Amalec en Sus manos era para destrucción y esto clasificaba a los Amalecitas como anatemas, cosa que quiere decir consagrado por Dios para destrucción (ver 1 Samuel 15:1.3).

Sabemos que los pecadores, junto con el pecado, si no se arrepienten, van a tener un final de destrucción (ver Romanos 6.23).

Entonces lo que Dios quiere de nosotros no son sacrificios vanos, sino que vivamos una vida basado en lo siguiente:

  1. Obediencia - sin duda alguna el carácter de Dios es justicia aunque no lo entendamos en plenitud, siempre que el pueblo le obedece alcanza bendición y siempre que se pone rebelde se mete en problemas
  2. No aferrarnos a las cosas de esta tierra - las leyes de las ofrendas y sacrificios movían al pueblo a obedecer (aunque luego volvieran a pecar) y entregar lo mejor de su ganado, aves o vegetales dependiendo del caso
  3. Alinear nuestra voluntad a la Suya - cuando se presentaban ofrendas voluntarias también se requería que fuera de lo mejor que la persona tenía, cosa que nos enseña que desde el principio Dios nos llama a no hacer nuestra voluntad sino la Suya

El deseo de Dios hacia nosotros no ha cambiado.  Así como en Miqueas 6.6-8 Dios nos dice a través del profeta que lo bueno es amar justicia, hacer misericordia y humillarnos delante de Dios y también nos lo recuerda hoy en día, sin embargo, tenemos que entender correctamente lo que representa El sacrificio de Jesucristo.

Para entender mejor esta lectura, te invito a leer el Hebreos 10.  En resumen, Dios ya cansado de tanto sacrificio vano y cumplido el tiempo envía a Su hijo Jesucristo como mediador de un nuevo pacto capaz de quitar el pecado del mundo con una sola ofrenda de sacrificio por los pecados.  Sin embargo, ese sacrificio debemos de aceptarlo en nuestros corazones con un arrepentimiento genuino y no superficial.

El llamado es a aceptar la voluntad de Dios a separarnos para El. Su voluntad no tiene dualidad, sino que lo bueno es bueno y lo malo es malo y hay de aquellos que quieran cambiar esto (ver Isaías 5:20-25). Así como Saúl fue condenado por pretender honrar a Dios cuando en realidad estaba en desobediencia, tampoco Dios honrará aquellos que usen Su nombre con causas o comportamientos que están destinados a la destrucción por causa del pecado implicado.  

En el antiguo testamento se ofrecían sacrificios por la ley como expiación de los pecados, hoy en día declaramos un arrepentimiento por la gracia de Jesucristo, aunque solo a través de Jesucristo somos salvos, el principio es el mismo, reconocer nuestra condición humana delante de Dios y dejarle saber en nuestro corazón el deseo de ser transformados por Su Espíritu Santo y alejarnos del pecado.

Para reflexionar:

  1. ¿He caído en el mismo pecado varias veces?
  2. ¿Tengo mi conciencia limpia delante de Dios y delante de los hombres?
  3. ¿Estoy siendo obediente a la voz de Dios?

Oración:

Padre te pido que me ayudes a vencer la tentación del pecado y vivir una vida agradable a ti en el nombre de Jesús. AMEN