Según el Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado, Ventura, S. V. (1985), el alma es la base donde radican los sentimientos, las pasiones, la ciencia y la voluntad[1] . Es el alma el canal de los sentimientos y emociones que experimentamos en las diferentes etapas de nuestra vida. La biblia nos llama a preservar nuestra alma y a no retroceder, aprendamos cómo podemos lograr eso.
Hebreos 10.39 (RVR60)
39 Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.
Sin duda alguna todos tenemos cicatrices en nuestra alma. Abusos fïsicos o emocionales, accidentes, relaciones rotas y desilusiones entre otros. Muchas de estas situaciones ocurrieron tiempo atrás en el pasado, pero es posible que algunas heridas sigan ahí y tal vez sientes que nunca sanarás. Muchos de nosotros tuvimos la oportunidad de encontrarnos con el Caballero de la Cruz para poder recibir sanidad de parte de Dios, quizás estás leyendo esto y te encuentras en ese proceso buscando sanidad. Tengo buenas noticias para ti, en la medida que dejes que Dios tome cuidado de tu alma, sin duda alguna recibirás la sanidad que estás buscando.
Cuando hablamos de sanar el alma, no hablamos de sanar posibles enfermedades que podemos adquirir como seres humanos. Sin duda alguna Dios tiene el poder para sanar cualquier enfermedad que aflija nuestro cuerpo, pero eso no es lo que quiero comunicar en esta lectura. Cuando hablamos del alma, hablamos de heridas emocionales que afectan nuestro diario vivir, nuestro descanso, nuestro apetito y las ganas de vivir y apreciar las maravillas de Jehová en esta tierra y por supuesto nuestro caminar en el servicio a Dios (ver Mateo 5.24).
Dios nuestro Padre no quiere que andemos de esta manera. Es por eso que debemos de aprender a preservar nuestra alma en la presencia de Dios, en fin, ese es el propósito de Dios para nuestra vida. La palabra perseverar significa resguardar a alguien o algo, intentando conservar su estado, de un daño o peligro. Preservar nuestra alma es guardarnos en Su promesa de salvación. Consideremos lo siguiente para preservar nuestra alma:
Perseverar en la oración, el perdón y Su palabra es sinónimo de preservar nuestra alma.
Para reflexionar:
Oración guía:
Padre en esta hora te pido que me llenes de tu gracia y me ayudes a identificar si existen heridas en mi alma que necesiten ser sanadas. Ayúdame a entregarte mi alma para que se haga tu voluntad en mi. AMEN
Referencia:
[1] Ventura, S. V. (1985). En Nuevo diccionario biblico ilustrado (p. 41). TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE.