Salmos 2

1¿POR qué se amotinan las gentes,

Y los pueblos piensan vanidad?

2Estarán los reyes de la tierra,

Y príncipes consultarán unidos

Contra Jehová, y contra su ungido, diciendo:

1 David pide á Dios

2 que le guíe y proteja.

3Rompamos sus coyundas,

Y echemos de nosotros sus cuerdas.

4El que mora en los cielos se reirá;

El Señor se burlará de ellos.

5Entonces hablará á ellos en su furor,

Y turbarálos con su ira.

6Yo empero he puesto mi rey

Sobre Sión, monte de mi santidad.

7Yo publicaré el decreto:

Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú;

Yo te engendré hoy.

8Pídeme, y te daré por heredad las gentes,

Y por posesión tuya los términos de la tierra.

9Quebrantarlos has con vara de hierro:

Como vaso de alfarero los desmenuzarás.

10Y ahora, reyes, entended:

Admitid corrección, jueces de la tierra.

11Servid á Jehová con temor,

Y alegraos con temblor.

12Besad al Hijo, porque no se enoje, y perezcáis en el camino,

Cuando se encendiere un poco su furor.

Bienaventurados todos los que en él confían.